No hay amor, no hay amistad ni compañerismo, sólo una relación momentánea, mientras dure el apoyo puntual que ellos necesitan para permanecer y crecer en el poder, ayudando a mantener el “Modelo”.

Mientras esto no se entienda, se seguirán viendo juegos que terminan muy mal para los protagonistas que no pertenezcan al Gobierno. Aún quienes hoy reciben especiales dádivas por adaptarse a los requerimientos oficialistas, su situación está sostenida por delgados hilos, porque si esas puntuales necesidades del kirchnerismo, desaparecen por cualquier razón, al momento también se diluirán todas las promesas y el trato distintivo que desde ese sector se prodiga a aquellos que les son funcionales.

De allí que causa tristeza y perplejidad, el patetismo que representa ver a personas que habían conseguido cierto respeto en la comunidad, verse envueltos hoy en situaciones críticas, no propias de adultos y maduros ciudadanos, asintiendo con sus cabezas como si fueran muñecos, y aplaudiendo fervorosamente los discursos presidenciales.

Lamentable por cierto, para ellos, que esas imágenes queden registradas en los archivos, desde donde serán rescatadas oportunamente, cuando sea posible dejar totalmente en descubierto las verdaderas razones que impulsan al kirchnerismo a estar en lo más alto del poder político.

No les basta, pareciera, a estos tristes obsecuentes, ver el mal que provocan las actitudes del Gobierno en la población, las que van desde serios problemas económicos hasta el alto riesgo para la seguridad personal que implican las corrientes en el Derecho Penal que se impulsan, las que están promoviendo muy dolorosos episodios entre los argentinos. Tampoco querrían reconocer el daño que se le provoca a la imagen de la Argentina ante el mundo, y las enormes pérdidas económicas en razón de la impericia y también de los grandes negociados que están destinados sólo a los amigos del Gobierno.

No puede hablarse de ingenuidad, a esta altura, ni de cuestiones de ideología, porque el kirchnerismo no tiene ideología, salvo que se considere tal cosa a un conjunto de intereses económicos propios, y también políticos, basados en el odio y el resentimiento social.

Por todo ello es que la Presidente o cualquiera de sus históricos seguidores, no son amigos de nadie, ni aún lo son entre ellos mismos. Las relaciones duran, entonces, mientras se extienda la utilidad para el sistema tan profundamente estudiado especialmente por NÉSTOR KIRCHNER, para llegar a controlar la totalidad del poder. De allí las maniobras para manejar a los Jueces y a la Economía, dos puntales fuertes en la aceitada ingeniería que les ha permitido hacer crecer su fortuna personal, a estos santacruceños, y asegurarse la impunidad.

Y si no se puede hablar de ingenuidad entonces se hace necesario mencionar la complicidad. Y esto es muy grave cuando del ataque al sistema democrático se trata.

El Gobierno vive haciéndolo desde un inicio, tratando de destruir los controles republicanos, sumada esta tarea a la de invadir desde el Ejecutivo a los restantes poderes.